¿Te preguntas a menudo por qué a mí?
—Hay porqués que no tienen respuesta.
“Y de ahí, pasas a un cuarto cada vez más oscuro y no es plan”. A sus 28 años, Davide Morana (Italia, 1993) ha aprendido la lección que más se hace bola: la aceptación. Le ha costado un coma, 12 operaciones y la amputación de sus cuatro extremidades. La meningitis le sobrevino una noche de hace tres años. A los pocos días, despierta de un mal sueño que se torna pesadilla: “Mientras los cirujanos me quitaban trozos, iba asumiendo que acabaría siendo un bicho raro“. Pero insiste: “Lo acepté y a otra cosa”.
¿Pero puede uno olvidar?
—Tampoco se puede vivir en el pasado.
Y, en ese camino, se le quita hierro al asunto y, con ello, peso a la vida. Miedo, envidia, físico: ¿para qué? “El miedo me motiva; la envidia la trasformo en admiración; y el cuerpo es solo la forma, no el fondo”. Pildorazos que dosifica en Arriba la vida, manual de vida confeccionado junto a Cecilia Cano, compañera de vida. Con ella se levantó cuando el mundo se le cayó encima.
¿Se pierde ego cuando la muerte te mira?
—Vivimos en una necesidad constante de exteriorizarlo y protegerlo a toda costa. Nos empeñamos en ser únicos, cuando solos no seríamos nadie.
Entrevista publicada en Magisnet